domingo, 1 de diciembre de 2013





La Última  Luna






La séptima luna 

era aquella del Luna Park 
el crepúsculo avanzaba 


de la feria al bar 
mientras tanto el ángel Santo blasfemaba 



la polución que respiraba 
musculoso pero frágil. 
Pobre ángel, pobres alas. 



La sexta luna 

era el alma de un desgraciado 
que maldecía el haber nacido, 


pero sonreía. 
Cuatro noches sin haber cenado 



con las manos, con las manos, 
manchadas de carbón. 



Tocaba el pecho una señora 
y manchaba y reía 
creyéndose el patrón. 


La quinta luna 


daba tanto miedo 
era la cabeza de una dama 



que sintiendo la muerte cercana 
el billar jugaba. 



Era grande y elegante, 
no era joven, no era vieja 



tal vez enferma 
seguramente estaba enferma 
porque sangraba un poco por la oreja. 


La cuarta luna 


era una cuerda de un prisioneros 
que caminando, seguía los rieles 
de un tren viejo. 


Tenía los pies ensangrentados 
y las manos, y las manos, y las manos 


sin sus guantes, 
pero no te alarmes 



el cielo esta sereno 
y no hay bastantes prisioneros. 



La tercera luna 


salieron todos a mirarla 
era, era así de grande 



que más de uno pensó en el Padre Eterno. 
Se secaron las risas, y 



se fundieron las luces 
y comenzó el infierno, 



la gente huyo a su casa 
porque por una noche 
regreso el invierno. 


La segunda luna 


el pánico sembró entre los gitanos, 
hubo alguno que incluso 



se amputo un dedo. 
Otros fueron hacia el banco 



a hacer alguna operación, 
pero que confusión, 



la mayor parte de ellos 
con sus hijos y sus perros 
corrieron a la estación. 


La ultima luna 


la vio solo un recién nacido 
con ojos hondos, negros, redondos 


y no lloraba 
con grandes alas tomo la luna 



entre sus manos, entre sus manos. 
Salió volando por la ventana 



era el hombre del mañana. 
Salió volando por la ventana...


Emmanuel "La Última  Luna"







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